domingo, 27 de noviembre de 2011

Verdades políticas inocultables

Verdades políticas inocultables
Por Jaime Castro Ramírez


La historia real que se construye a partir del ejercicio de gobierno constituye una sola verdad, y por lo tanto debe respetarse íntegramente en su contexto original. Quien no acepta este precepto incurre en la falacia de desinformar a la opinión pública acudiendo a un juego de doble moral, pero además, comete el desatino de distorsionar los hechos que están ahí plasmados en la obra que relata los acontecimientos, y que podría titularse: "Los anales de la historia política". Bien decía Thomas Mann: “La verdad y la justicia son las insignias reales de la moral individual”. De esta máxima, para el caso se puede colegir que quien es respetuoso y utiliza la verdad, hace justicia con quien tiene los méritos positivos o negativos para merecerla.




De la Colombia inviable del 2001 al estilo pretencioso del 2011




El peor momento de la historia



No habrá colombiano que no esté de acuerdo en que hasta el año 2001, y mediados del 2002, Colombia era un país que apuntaba a quedar en manos de los enemigos de la democracia, pero enemigos de tal calaña, que incluso fueron denominados internacionalmente como terroristas. 

Era un país secuestrado por los criminales, la gente de bien vivía atemorizada, ser colombiano había pasado a la triste realidad de convertirse en casi un apátrida, es decir, a punto de perder su verdadera patria. Con el agregado de que el gobierno de entonces había hipotecado el país a las fuerzas del mal a través de un mal llamado “diálogo de paz”, y no se daba cuenta de que estuvieron muy cerca de cobrarnos ese título quedándose con el bien hipotecado a través del uso de las armas.




De este panorama es fácil inferir lo que era Colombia en el concierto internacional de naciones, y lo que significaba internamente en materias económica, política y social. En esta instancia de la historia, el país solo podía tener el calificativo de “Colombia inviable”. Claro está que el actor principal que hacía el papel de gobernante en esa “obra” llamada “Colombia inviable”, no reconoce su real actuación, pues según él lo mal interpretan al decir que le entregó la soberanía nacional de 42 mil kilómetros a las FARC durante tres años y medio, y que por motivo de ceguera política de no exigirles cese de hostilidades, simultáneamente las FARC secuestraban, ponían bombas, y se tomaban poblaciones en el resto del país, mientras hablaban de “paz” en el teatro del engaño para los colombianos, llamado el Caguán.




Salvación nacional



Aunque haya opiniones que no reconocen la realidad política y el cambio de rumbo que se institucionalizó en Colombia a partir del 7 de agosto de 1992, es preciso afirmar que gracias al liderazgo del gobernante de turno (el presidente Alvaro Uribe), el país recuperó la esperanza perdida en el porvenir de su democracia, lo cual se logró a través del programa de Seguridad Democrática que le devolvió la tranquilidad en su seguridad, de lo cual depende todo lo demás, y por consiguiente, recuperó también el futuro de su economía, y la conclusión obvia fue que se obtuvo bienestar social.




Para demostrar lo anterior basta examinar algunos datos estadísticos de logros que se obtuvieron durante dicho gobierno y que contribuyeron a la salvación de los intereses nacionales:



1. Incremento del 23% en número de empleados (15 a 18.5 millones de personas), comparado con el 16% de incremento de la población.
2. La inversión nacional pasó de 13.1% en 2001 a 25.8%
3. La inversión extranjera pasó del 1% del PIB al 4.5%.
4. El crecimiento económico pasó de 2% en 2001 al 5%.
5. En infraestructura, de 50 km de vías en doble calzada se pasó a 1.000 km.
6. La cobertura básica en educación pasó de del 57% al 100%.
7. La cobertura en salud pasó de 23 millones a 44 millones de personas.
8. Según la CEPAL, la pobreza bajó de 44% en 2002 al 30% en 2009.
9. En cuanto a la facilidad para los negocios, Colombia pasó del último puesto entre 183 países, al puesto 37.




Gobierno pretencioso que no reconoce autoría del éxito



Cuando se inicia una gestión de gobierno recibiendo fortalezas del gobierno que antecede, es fácil continuar con esas políticas de orientación sobre el ascenso progresivo en el manejo del Estado a través del fortalecimiento de sus instituciones democráticas, y también continuar con progresos en los aspectos económico, político, y social, que hacen parte de la gestión que reclama la sociedad.




El presidente Santos utiliza la falencia de envanecer su ego autoproclamándose el resultado positivo de algunas gestiones de gobierno cuya autoría inicial de planeación y desarrollo corresponde a su antecesor en el cargo. Ha hecho carrera la mirada mal intencionada al espejo retrovisor con sentido acusatorio, y la frase “ahora sí… tal cosa”, con lo cual quiere dar a entender que él es el único autor de los logros, como si antes no hubiera existido trabajo alguno para lograr el objetivo. Se pueden mencionar algunos temas en los que ha incurrido en tal pretensión al presentar la versión públicamente en los medios: Relaciones internacionales, la aprobación del TLC por parte de Estados Unidos, la caída de alias “Alfonso Cano”, etc.




Además, se lee una doble intención non sancta, pues después de expresarlo en público y con el beneficio publicitario a su favor exclusivo, luego argumenta que Uribe no le pasa al teléfono para participarle de tales resultados. Es decir, le interesa es el pantallazo personal en los medios de comunicación y que la gente se entere únicamente de su presunto acierto, y luego pretende hablarle a Uribe del tema pero en privado. Eso se llama actitud egoísta, y ante tal circunstancia, es razonable que Uribe no le haga el juego pasándole al teléfono.




AL MARGEN: Por ahí se dice que “hacer el oso” consiste en decir mal dicho lo que no se debe decir. El presidente Santos fue a Europa a llamarle la atención a las potencias de la Unión Europea diciéndoles que “pongan en orden su casa” porque están perjudicando a Colombia. “Qué oso”. Respecto a poner la casa en orden, aquí aplica aquello de “Un burro hablando de orejas”. Bueno, de este viaje presidencial de nov. de 2011 a Europa queda un “logro muy llamativo” para los colombianos: “Poder ir a Turquía sin visa”…





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