sábado, 1 de diciembre de 2012

¿Qué más aprender?

¿Qué más aprender?
FRANCISCO SANTOS CALDERÓN



No deja de darme vueltas en la cabeza la pérdida de esos 75 mil o más kilómetros cuadrados de océano alrededor de San Andrés.  Qué más podemos aprender de ese desastre político internacional? ¿Dónde más fallamos como sociedad y como Estado? ¿Qué dice de Colombia, de su Estado, de sus dirigentes, de sus académicos, de sus universidades, de sus medios, de sus debates, de su memoria histórica este descalabro monumental?

Por nimio que parezca la primera lección es de cifras. Es increíble que aún no tengamos un dato oficial de cuánto territorio se perdió en el fallo. No en aproximaciones sino hasta el centímetro. Dice mucho de nosotros como nación y como sociedad: poco medimos y poca información tenemos, luego hay poco control sobre decisiones y resultados de políticas públicas. Si no sabemos cuánto tenemos, ¿cómo controlarlo?

La precariedad de la información en nuestro Estado es abrumadora. Es casi imposible saber cuántos violadores condenados hay en Colombia. O cuál es porcentaje de condenas de un juez. ¿Cuántos soldados mutilados por minas antipersona hubo en Ejército en los últimos 20 años? Ni hablar de una georeferenciación para saber si hay más violadores en Medellín o si los jueces más duros son los de la Universidad Libre de Bogotá o si el municipio con más víctimas de minas es San Vicente del Caguán. Aterra y nos diferencia enormemente de los países desarrollados, que miden todo.

Otra lección toca la calidad del debate público. En la conciencia del país esta debacle debió ser prevista. Pocas voces, poco oídas, advirtieron los riesgos. ¿Dónde estaban las universidades y sus académicos? ¿En su olimpo? ¿Dónde estaban los medios? ¿En el rating o el centavo de publicidad? ¿Dónde diablos estaba la cancillería? ¿O los partidos? Soy sincero, me incluyo entre los que fracasaron brutalmente.

Pero no hablamos de cualquier debate ni de responsabilidad individual. Es una responsabilidad colectiva e institucional. La calidad de nuestras instituciones, de nuestro debate político, academia, medios y agenda pública colectiva es tan precaria que algo tan inmenso como esto pasó desapercibido hasta el final.

En 1946 un académico gringo especialista en estudios soviéticos, George Kennan, escribió un cable al Departamento de Estado esbozando la política que su país debería tener frente a una Unión Soviética triunfadora, poderosa, enorme y expansionista. No enfrentarla, darle su espacio de protección incluyendo Europa del Este y pelearle cada centímetro en Europa occidental y en el "tercer mundo". Era la política de contención publicada en la revista Foreign Affairs. Se debatió en los círculos académicos más importantes del país y evitó la tercera guerra mundial (nuclear).

En nuestro país ni si quiera tenemos facultades de estudios del Caribe. O una revista de debates como el mencionado. O ensayos públicos sobre nuestra política exterior frente al Caribe, a Venezuela o a Estados Unidos, que repercutan en los medios y generen discusión pública. Sigue siendo tema casi privado de la Casa de Nariño o del Palacio de San Carlos. Solo el fracaso lo saca del gueto a la agenda nacional. Sí, un país donde el debate público de varias semanas en los medios es la prostituta y el agente secreto no tiene tiempo de debatir cosas sin importancia como nuestra soberanía.

Me duele San Andrés. Pero me duele más Colombia.



fsantosrcn@hotmail.com
El Universal, lo que necesito saber

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