Que la Virgen de La Milagrosa y su reconocida eficacia nos protejan.
Daniel Samper Pizano
Parece que, en algún momento, durante la campaña presidencial, a Santos se le apareció la Virgen.
Personas que lo conocen desde niño aseguran que nunca albergó inquietudes religiosas. Santos era más amigo del póquer que de la oración, del squash que de la camándula, del golf sabatino que de la misa dominical. Existen pruebas oficiales sobre su desentendimiento de las cuestiones pías. Durante una visita a Riohacha en febrero del 2009, el presidente Álvaro Uribe invitó a varios ministros a orar prosternados ante la imagen de la Virgen de la Candelaria. Relata la crónica que Santos y otro ministro fueron incapaces de rezar el Ave María.
Ignoro los detalles de su conversión, pero tuvo que ocurrir en los 16 meses siguientes, pues el 20 de junio del 2010, el ministro era ya un hombre diferente. Para empezar, no era ministro sino candidato presidencial. Y además se había vuelto devoto de la Virgen. Así lo confiesa en la última revista SoHo, al recordar la jornada electoral que lo llevó al Palacio de Nariño. Ese día madrugó y se dirigió con su familia a la capilla de la Virgen de La Milagrosa, en Paloquemao, "donde unos pocos amigos nos esperaban para celebrar una misa y encomendarnos a Dios". Más tarde, al saber que su caudal de votos había sido el mayor obtenido por candidato alguno en Colombia, lo primero que hizo fue pensar en La Milagrosa y agradecer su exitosa intercesión.
Al leer esta historia no pude menos que recordar el verso de Antonio Machado sobre don Guido, gran mujeriego, gran parrandero y gran pagano, que desfilaba contrito en las procesiones de Semana Santa: "¡Aquel trueno!, vestido de nazareno".
Durante ocho años de Uribe nos aplicó una sobredosis teológica, coronada con invocaciones divinas en la página web de la Presidencia. Según la biografía suya que escribió María Izquierdo -otra conversa-, "Dios es su palabra preferida". Puestos a escoger Virgen, la de Uribe es la María Auxiliadora de Sabaneta. Lo cual no fue óbice para que el 5 de marzo del 2009 arrodillara a medio gabinete a rezar el rosario ante un poderoso trío: las vírgenes de Coromoto (Venezuela), Las Mercedes (Ecuador) y Chiquinquirá. Se les pedía mediar para remendar las relaciones entre los tres países, misión que no pudieron cumplir las madonas citadas, pero sí logró La Milagrosa, patrona de Santos.
Cada quien con su conciencia y su camándula, beatos viejos y beatos nuevos, pero bien saben los expertos en campañas políticas que es clave ofrecer al público un perfil, cierto o falso, que incluya la fe religiosa del personaje. "Cuando Mockus dijo que era ateo, se le cayeron 250.000 votos", me comenta una asesora de imagen. "Mi consejo a los candidatos es que proyecten la idea de una familia perfecta, y allí la religión es clave. Pero recomiendo acercarse más a la Virgen que a Jesús, porque, a la hora de votar, Colombia es más mariana que cristiana".
En cualquier caso, hace menos daño el falso devoto que el cruzado genuino. Estamos viendo cómo el Procurador utiliza su cargo oficial para perseguir a los homosexuales, el aborto legal y las fotos de desnudos relacionadas con la Iglesia. ¿Qué ley establece que los contribuyentes debemos pagarle para que aplaque su sed de fanático cristiano?
Que la Virgen de La Milagrosa y su reconocida eficacia nos protejan.
HASTA SU AMIGO DE INFANCIA RECONOCE QUE ES JUGADOR Y ATEO. QUE BARBARIDAD
grax por la info
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