La traición a la Patria de Piedad y Cía

 

Lunes 10 de agosto de 2009

La traición a la Patria de Piedad y Cía.

Luis Guillermo Vélez  -  La Dimensión Desconocida

En un país normal Piedad Córdoba ya hubiera sido procesada y condenada por traición a la Patria. Pero Colombia no es un país normal, como ya sabemos. En Colombia, Piedad Córdoba lidera un movimiento que se autodenomina “Colombianos por la Paz”, un verdadero who’s who del mamertismo nacional. Por invitación de nadie, ni siquiera del mismo Hugo Chávez, quien afirmó recientemente que lo habían llamado a pedirle cita, se fueron a Venezuela a conducir por cuenta propia las relaciones exteriores de Colombia.

Las cosas hubieran quedado ahí, en otro ejemplo más de sangre caliente latina improvisando soluciones, pero no. No con Chávez, que es un maestro del oportunismo político. Chávez aprovecho el papayaso para recular del retiro del embajador y proponer las “bases para la paz”, lo que significa en palabras del caudillo, que la “paz en Colombia será una política de estado de Venezuela”.

Leyeron bien: “una política de estado de Venezuela”. En otras palabras, la intervención en los asuntos internos y soberanos de la República de Colombia serán de ahora en adelante una política pública del estado venezolano. Muchas gracias Piedad Córdoba y Cía.

Esto obviamente no hace nada para ayudar a la paz y la estabilidad de las relaciones bilaterales. Las “bases para la paz” serán el pretexto perfecto para legalizar la presencia de los cuadros políticos de las FARC en el vecino país. Ya no tendrán que montar estudios de Telesur en los jardines de una mansión de Chacaito para filmar “comunicados desde las montañas de Colombia”, como el que leyó Timochenko con motivo de la muerte de Tirofijo. Ahora basta una entrevista en el lobby del Eurobuilding de Caracas. Además para los futuros viaticantes, que ya los veo serán Iván Cepeda, las Glorias, Borja, León Valencia y Álvaro Leyva, es mucho más cómodo una “base para la paz”, en digamos, Isla Margarita, que en un campamento fariano lleno de mosquitos y alacranes en Ecuador.

En cierta medida el gobierno tiene algo de responsabilidad en esto. Independientemente de que la “gira muda” le haya salido bien, lo cual entre otras cosas confirma la estatura política de Uribe en la región, la verdad es que una política exterior exitosa requiere como prerrequisito un consenso interno mínimo. Este debe comenzar por el Congreso, en especial la Cámara Alta, la cual tiene las prerrogativas constitucionales relacionadas con el frente externo.

Por negligencia, la Comisión II del Senado, que ha sido el patito feo desde siempre, quedó en manos de la oposición. No formalmente, ya que la preside senador Rosero, uribista si es que hay uno, sino prácticamente. Allá manda Cecilia López, que es la gallina que mas cacarea. Craso error.

Ante la intención de Chávez –ahora explícita- de meterse de pies y manos en Colombia con la ayuda inaudita de Piedad y del puñado de idiotas útiles que la acompañan, resulta esencial que el gobierno consolide el consenso amorfo que existe actualmente en contra de esta amenaza empezando por el principio: por el Congreso.