La receta chavista de Correa

El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, en una falta de originalidad, pero con alta dosis de populismo al mejor estilo de Hugo Chávez, pretende impulsar la aprobación del referendo constitucional del próximo 7 de mayo, con la misma receta de acusar a los medios independientes y a Estados Unidos de estar fraguando un golpe en su contra y, por ende, de necesitar superpoderes para evitarlo.

EL COLOMBIANO | Medellín | Publicado el 16 de abril de 2011

El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha vuelto a sacar la receta que más le sirve para ocultar las verdaderas intenciones del referendo constitucional previsto para el próximo 7 de mayo: que la justicia ecuatoriana es corrupta y hay que cambiarla, que los medios de comunicación independientes hacen parte de la oligarquía que busca derrocarlo, y que los Estados Unidos están detrás de una ola de desprestigio en su contra.

El mismo monólogo que rige en Venezuela, pero con la diferencia de que Chávez ya logró buena parte de lo que ahora busca obtener Correa por los mismos atajos: tener una justicia bajo su control, coartar la libertad de expresión y amedrentar a los medios, y endilgarle todos sus males a un enemigo externo, el "imperialismo yanqui".

La primera dosis ya la puso Correa. La expulsión, en tiempo récord, de la embajadora de los Estados Unidos en Quito, Heather Hodges, por la presunta filtración de cables de Wikileaks referidos a hechos de corrupción dentro de la Policía ecuatoriana, es parte de la sazón nacionalista que ahora el vecino Presidente quiere adobar para promover el referendo. Pensó que la filtración de una información proveniente de la Embajada de los Estados Unidos y el eco que de ello hicieron los medios de comunicación, en especial los extranjeros, eran la prueba reina del complot en su contra y, por ende, "hay que aprobar un cambio constitucional", según sus propias palabras.

Con lo que no contaba Correa era con la reacción, tan rápida como contundente de Estados Unidos, que no sólo ordenó la salida del embajador ecuatoriano en Washington, Luis Gallegos, sino que decidió ayer la suspensión de los diálogos bilaterales con el vecino país, lo que pone en un punto crítico las relaciones entre ambos países, cuyos efectos podrían ser más perjudiciales para Ecuador, dada su dependencia comercial con E.U.

La otra pizca que hace más amarga la receta de Correa la puso de nuevo la publicación de otro cable de Wikileaks, en el que se advierte la presunta financiación de su campaña con dineros de las Farc y del gobierno venezolano, tal como se denunció en su momento, cuando se dio de baja al guerrillero alias Raúl Reyes, en territorio ecuatoriano, y se decomisó su computador personal.

Ese episodio provocó la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia durante la administración Uribe, ahora restablecidas por Juan Manuel Santos, pero con muchas preguntas sin resolver por el gobierno ecuatoriano.

Ahora, como parte de su estrategia política para promover la aprobación del referendo, Correa arremete contra la mayoría de medios de comunicación independientes, y ha introducido dentro de la consulta popular, que contempla 10 preguntas, dos que buscan controlar la propiedad de los mismos y coartar la libertad de prensa por la vía de la judicialización de los periodistas.

De ahí el peligro que representa para la prensa, y para la propia institucionalidad del país, que Correa pretenda sustituir el Consejo de la Judicatura por una comisión técnica de bolsillo para que durante 18 meses adelante la reforma a la Justicia. Es decir, una especie de "ley habilitante" como la de Chávez, con la que podrá obtener superpoderes, incluido, por supuesto, la posibilidad de reelegirse en el poder. La receta ya es conocida. Lo que desconocemos son las consecuencias que tendrá si se aprueba.