miércoles, 31 de octubre de 2012

¡Contratitis aguda!


¡Contratitis aguda!

Miércoles 31 de Octubre de 2012 - 12:01 AM


Autor: Jorge Figueroa

El sabio adagio “Dios no castiga ni con palo ni con rejo, sino con el propio pellejo” se podría aplicar claramente al célebre senador Roy Leonardo Barreras, que sufre de un profundo Trastorno Emocional de Hiperactividad Contractual (TEHC). El padecimiento del Senador posiblemente ha quedado relevado a un segundo plano en los medios de comunicación, porque el país ha puesto sus ojos en las próstatas de Angelino y Santos. O también porque los problemas emocionales y de conducta contractual son patologías frecuentes en los Presidentes del Congreso de la República.

La gordura presupuestal del Congreso incide como factor de alto riesgo en el Síndrome de Contratitis Aguda que aqueja al senador Barreras. Los primeros síntomas de ansiedad, típicos de la dolencia, se evidenciaron en el paciente desde la posesión como Presidente del Congreso, el pasado 20 de julio, cuando una vez sentado en el sillón presidencial sintió los primeros calambres, acompañados de una alteración severa de la frecuencia cardiaca y el aumento exagerado de la salivación y sudoración, al ver las enormes posibilidades de contratación desde tan honorífica designación. Desde entonces permanece con la pupila dilatada, muy atento a los movimientos contractuales. Pero el cuadro clínico se ha venido deteriorando con la presencia de estados febriles de la denominada: Fiebre Clientelista.

Por fortuna dicen que “enfermo que come no muere”, y en este caso particular el paciente no presenta, ni adolece de pérdida o falta de apetito, por el contrario se muestra ansioso, goloso y con hambre burocrática y contractual. Desde que llego a la Presidencia del Congreso ha firmado la módica suma de 225 contratos millonarios, echando mano de la consabida “urgencia manifiesta” de la Ley 1150 de 2007, que le permite la contratación directa de personal de apoyo profesional para las diversas actividades del Congreso, y que lo ha llevado a contratar de manera expedita un centenar de auxiliares de correspondencia, archivistas, almacenistas, mecánicos, relatores, contadores, periodistas, presentadores, ingenieros, abogados y hasta varios funcionarios para auxiliar en el manejo de la Biblioteca del Congreso, a pesar de que los honorables han manifestado públicamente que no leen ni los proyectos de ley que tramitan. Definitivamente queda uno enfermo con este cuento de nunca acabar en el Congreso. Tocará pedir cita con el Doctor Roy Barreras, el acupunturista.

Cometarios, denuncias e insultos vía Twitter en @figuerjoda


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