Análisis del conflicto colombiano
Por:Coronel LUIS ALBERTO VILLAMARIN PULIDO
Por “coincidencia” en la pintoresca reunión presidida por Chávez con claro tinte antiyanqui , las Farc y el Eln enviaron mensajes clamando por su “vehemente deseo de hacer la paz” en Colombia por medio de la negociación política, sin renunciar al narcoterrorismo, a la vez que el lenguaraz mandatario ecuatoriano Rafael Correa, insistía en desmontar la injerencia de la OEA en asuntos de derechos humanos, para así tener carta abierta y espacio libre, para cerrar los medios de comunicación democráticos en Ecuador y seguir al pie de la letra las órdenes de sus jefes en La Habana.
El evento no dejaría de ser una más de las constantes bufonadas de Chávez y los demás peoncitos de la dictadura cubana, que como perros que ladran a la luna y que a diario vociferan frases ofensivas contra el odiado “imperio norteamerican; si no hubiera sido tan evidente y descarada la confirmación de la presencia de los cabecillas de las Farc y el Eln, quienes tienen oficinas en Fuerte Tiuna, y además, reafirman que Timochenco está en Venezuela, cobijado por los organismos de seguridad chavistas.
No es la primera vez que los cómplices de las Farc montan una encerrona internacional contra un mandatario colombiano, en aras de buscar la legitimación del grupo terrorista, para buscar que el gobierno nacional se siente a hablar con los terroristas, como consecuencia de un consenso internacional, lo cual daría pie para otorgarles embajadas en Nicaragua Argentina, Venezuela, Ecuador, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Cuba.
Ya sucedió en San Carlos de Bariloche (Argentina) hace dos años, cuando la pareja Kirchner montó un show mediático orquestado por Lula con el mismo fin. Igual sucedió cuando la jauría comunista latinoamericana armó un sainete en la cumbre de Rió en Santo Domingo en marzo de 2008, para justificar la dignidad de vitrina de Correa, en realidad ofendido por la muerte de su amigo del alma Raúl Reyes, las payasadas de Chávez que hasta cantó rancheras y la conducta grotesca de Daniel Ortega, debido a que los computadores del terrorista abatido en Ecuador, los había desnudado como gobernantes proclives al narcoterrorismo, complotados para deponer el gobierno legítimo colombiano.
También había sucedido con el montaje de una película apadrinada por los Kirchner en la que las Farc se presentan como agricultores y campesinos luchadores, que iba a ser presentada en Europa al mismo tiempo que el Vaticano mediaba en el show para liberar al cabo Moncayo y al gobernador del Caquetá recién secuestrado, pero todo el andamiaje propagandístico se les vino a pique, cuando los terroristas degollaron al gobernador, y por ende perdió eco, la farsa de la que hacían parte activa, los más vehementes miembros de los autodenominados Colombianos por la Paz.
Antes los complotados, habían intentado lo mismo, con la añorada pero negada reunión de CHávez-Correa y Evo con Tirofijo en El Caguán, o con la visita de Kirchner, Larrea y Rodríguez Chacín a Villavicencio, paralela con la “buena voluntad de Lula” que prestó helicópteros y tripulaciones, para liberar a Clara Rojas y Emmanuel. Pero, el montaje se vino al piso debido a que los terroristas desconocían el paradero del niño. También les había fallado la estratagema, con la doble moral de un francés y un suizo que actuaban mas como miembros de las Farc que como mediadores humanitarios, sumado a la deslealtad de Sarkozy que intentó violar la soberanía de Colombia para liberar a Ingrid Betancur.
No obstante como las Farc actúan de acuerdo con un plan estratégico, volvieron a hacer el montaje en Caracas con ocasión de la folclórica cumbre de países latinoamericanos. Que “coincidencia” que cuando más se repite que Timochenco y Márquez están en Venezuela, Chávez se reunió con Santos tres días antes de la cumbre, traicionó al narcotraficante alias Valenciano y a pesar de haberle prometido que allí estaría seguro, ordenó capturarlo y extraditarlo a Estados Unidos.
Pero que “coincidencia” no dijo nada ni hace nada, por que el terrorista Julián Conrado de las Farc sea extraditado a Colombia, ni por capturar a Márquez y Timochenco. Tampoco dijo nada de los secuestrados que fueron asesinados a sangre fría por las Farc. Tras esa lavada de manos, Chávez se blindó para llegar a la cumbre de la CELAC como si en verdad fuera el nuevo mejor amigo de Santos, con el fin de asestarle una nueva puñalada y así lo hizo.
Por “coincidencia”, como ya lo han hecho más de una vez con Unasur, las Farc enviaron un mensaje a la CELAC, con intenciones de búsqueda de la paz y el diálogo, el cuál de manera inconsulta con el gobierno colombiano y con los demás asistentes que no son proterroristas, fue difundido por Chávez, el mismo día que nace la manipulada CELAC, con la circunstancia agravante, que fue un embuchado en la agenda de la cumbre, metido sin autorización de Colombia y de seguro de muchos de los gobiernos participantes, situación que debería generar una respuesta diplomática fuerte y la negativa de Colombia de hacer parte de ese sainete.
En realidad, con semejante escenario colmado por 33 presidentes, las Farc querían jugar a la estratagema de Tirofijo: “Si Santos dice que si, pierde, y si dice que no, también”. Y lograron ese objetivo, con la complicidad de Chávez, Correa, la dictadura cubana, Ortega y los demás amigos de las Farc, con la venia silenciosa de los demás gobernantes que por decencia han debido protestar por haber sido llevados a una celada, pero claro, como Santos y su canciller no dijeron nada, nadie se pronunció.
La respuesta de Santos que la paz es problema de los colombianos sirvió de distractor, pero no solucionó la gravedad del problema, pues las Farc y sus cómplices siguen muy activos. Así quedó nuevamente de manifiesto, la miopía de la Cancillería colombiana frente a las intenciones político-estratégicas de las Farc, sumado a la evidencia que al parecer el Ministro de Defensa tampoco entiende estas jugadas farianas, o anda por otro lado y por ende, no trata estos temas con la bella y paseadora Canciller Holguín.
Es tal el desconocimiento del Plan Estratégico de las Farc por parte de la Canciller Holguín, de la embajada colombiana en Venezuela y hasta del propio Santos, que ni siquiera tuvieron el olfato de llevar a esa cumbre, un pedido para que todos los mandatarios allí reunidos condenaran a las Farc como terroristas, y en consecuencia se comprometieran a capturarlos y combatirlos, pero además a exigir que los miembros de CELAC deben ser implacables, para condenar a los estados miembros que apoyen el narcoterrorismo, pues esta es una grave agresión contra la democracia, la libertad y la justicia en el hemisferio.
La ignorancia y la miopía político-estratégica son tan nocivas en cualquier guerra, como los contextos del mismo conflicto. Si la cancillería no es parte de la solución, obviamente es parte del problema.
Entretanto, las Farc y sus cómplices se salieron con la suya, el gobierno colombiano perdió otra oportunidad de alto nivel para que el hemisferio cierre los espacios a la propaganda del narcoterrorismo comunista. Todo esto sucedió como claro complemento a las “coincidentes” declaraciones irresponsables de un obispo en Cali, y las siniestras dudas de la “canciller del acuerdo humanitario” acerca de la masacre de los secuestrados perpetrada por las Farc, quien por sus hechos y ejecutorias ha demostrado que es mucho más eficiente para favorecer a las Farc, en comparación con lo que la legítima canciller de los colombianos hace para defender la legitimidad y la soberanía.
Triste y dolorosa realidad. La cumbre de la CELAC fue una celada tendida por las Farc y el nuevo mejor amigo de Santos, mientras la improvisación, la improvidencia y la falta de estrategias integrales de Defensa Nacional y Relaciones Internacionales, son manifiestas en el veleidoso presidente Santos ansioso de ser reelegido, su bisoño ministro de Defensa y su paseadora Canciller.
Ojalá aterrizaran.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com
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