jueves, 15 de diciembre de 2011

Con honores militares Colombia despidió a rehenes asesinados

Con honores militares Colombia despidió a rehenes asesinados

Como héroes despidió Colombia al sargento del Ejército Libio José Martínez y a los miembros de la policía, coronel Édgar Yesid Duarte, mayor Elkin Hernández y el sargento Álvaro Moreno, asesinados el sábado por las FARC, luego de mantenerlos secuestrados por más de 12 años.

La mañana no podía ser más triste. En medio de una persistente llovizna, los féretros que guardaban los cadáveres del militar y los tres policías, cubiertos con la bandera, recibieron en la plaza Bolívar, al acorde de marchas fúnebres, los más altos honores que las Fuerzas Armadas y la policía ofrecen a sus valientes hombres caídos en combate.
Luego, en medio de una calle de honor y cargados solemnemente por cadetes de sus instituciones, los féretros fueron conducidos a la catedral por el lado oriental de la plaza Bolívar, el mismo lugar donde cada martes, desde hace ocho años, los familiares de los secuestrados se reúnen incansablemente para pedir al Gobierno y a las FARC un acuerdo humanitario que permita, como dice su consigna, volver a ver a sus seres queridos “vivos y libres”.
Decenas de dolidos familiares, acompañados del presidente Juan Manuel Santos, su esposa, sus ministros, congresistas y los altos mandos militares, confundieron su dolor en ruegos por el alma de los que se fueron y la libertad de los que aún están retenidos. “Guerrilleros, ese no es el camino, es el respeto por la vida; por eso devuélvannos a los secuestrados, devuélvannoslos vivos. Los estamos esperando y a ustedes también”, dijo en la liturgia monseñor Héctor Pabón.

  
LAS FARC SON RESPONSABLES
Familiares de otras víctimas, así como políticos que también sufrieron el flagelo del cautiverio, acompañaron a los dolientes y también suplicaron para que de una vez por todas cese el secuestro en Colombia.
Clara Rojas, que sufrió 6 años de cautiverio, dijo: “Las partes tienen que hacer un esfuerzo de reflexión porque si no, solo vamos a tener más gente muerta”.
“Vamos a seguir luchando por los que quedan, porque no queremos que las otras familias reciban como nosotros un cadáver, cuando esperábamos un padre vivo”, manifestó Vivian Duarte, quien tenía 4 años cuando se llevaron a su papá y por el que esperó durante 13 años.
El comandante de las Fuerzas Militares, general Alejandro Navas, aseguró: “Ningún sector del territorio nacional está vedado para la fuerza pública y continuaran las operaciones en busca de los 11 uniformados que aún se encuentran retenidos”.
“Yo espero que este sacrificio no sea estéril. El dolor no va a paralizar la decisión de la institución para hacer cumplir la ley”, dijo el director de la Policía, general “scar Naranjo, a la vez que recordó que las FARC “son los únicos responsables de la vida e integridad de los policías que mantienen en cautiverio, los únicos responsables de su secuestro, de su padecimiento y de su dolor”.
En un comunicado, las FARC acusaron ayer al gobierno de ser responsable de este hecho con la finalidad de frustrar la concreción de un acuerdo de canje de prisioneros.
FUERON ASESINADOS COBARDEMENTE POR LA ESPALDA

Un informe de Medicina Legal confirmó que los secuestrados recibieron, a menos de un metro, impactos de armas rápidas como fusiles y armas de largo alcance. El director del organismo Carlos Valdez reveló: “En tres de las víctimas se presentaron impactos de arma de fuego en el cráneo, adicional a lesiones en el tórax. En todos los casos las lesiones fueron causadas por la espalda, con trayectoria de atrás hacia adelante” informó.
El informe forense confirma el de la fiscalía que revela que en la zona del enfrentamiento, en el municipio de Solano, al sur del Caquetá, la tropa encontró los cuerpos del coronel Duarte, el sargento Martínez y el intendente Moreno con impactos de bala en la cabeza. A tres metros fue hallado el cadáver del teniente Hernández, quien al parecer en un intento de huir recibió dos impactos en la espalda.
Asimismo, hallaron cinco “cambuches” (como llaman las FARC a las improvisadas carpas que arman con plásticos y troncos), cada una con una cadena y un candado, que al parecer acogían a los cuatro asesinados y al sargento Luis Alberto Erazo, quien huyó durante la balacera.

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