lunes, 9 de mayo de 2011

FARC, GUERRILLA MARXISTA LENINISTA Que exalta el terror, la violencia y el terrorismo.

FARC, GUERRILLA MARXISTA LENINISTA

mayo 8, 2011 por Ricardo Puentes Melo   




FARC, GUERRILLA MARXISTA LENINISTA


La guerrilla de las FARC, profesan la ideologia leninista y son TERRORISTAS.
Por Carlos Romero Sánchez
Esto parecerá sorprendente pero es así: las FARC profesan con furor una ideología. No obstante, algunos preguntarán sorprendidos ¿Acaso las FARC defienden alguna ideología? Otros afirmarán: al calificar a las FARC como narcoterroristas han perdido toda identidad ideológica, además, sus actos criminales son una prueba de la pérdida o desviación de su ideología. A la pregunta y a la afirmación es pertinente responder que las FARC sí profesan una ideología y sus actos criminales son los métodos con que dicha ideología utiliza para, en palabras de las FARC, construir una “Nueva” Colombia.
El desconocimiento del algunos y el ocultamiento consciente de los amigos de los terroristas de qué ideología configura el pensamiento de los máximos cabecillas de las FARC ha sido, a mi juicio, uno de los más graves errores de la mayoría de “analistas políticos del conflicto” en Colombia. Para conocer qué clase de ideología defiende y aplica las FARC hasta el día de hoy, dejemos que sean los mismos integrantes del grupo terrorista e insignes miembros del Partido Comunista Colombiano quienes respondan.
En el libro Las vidas de Pedro Antonio Marín de Arturo Alape cuenta como el Partido Comunista Colombiano se contactó con quien será el jefe histórico de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) el brazo armado del Partido Comunista. Corría el año de 1953 y “de Bogotá, el central del partido comunista envío a dos de sus cuadros políticos al Sur del Tolima, Martín Camargo responsable de los asuntos campesinos y Pedro Vásquez ligado al trabajo de la juventud comunista […] los dos llegaron al Davis […]” (Alape, p. 198). “En el Davis -prosigue- en la clausura del curso político, Martín Camargo y Pedro Vásquez le propusieron a Pedro Antonio Marín: ‘Hola, por qué vos no te ponés el nombre de Manuel Marulanda Vélez y te bautizamos aquí mismo en la escuela de cuadros del partido; la escuela marxista leninista te deja ese nombre como una cuestión de estímulo, para que lleves el nombre del dirigente obrero asesinado y lo lleves bien en alto’[…] Se pararon los estudiantes y los profesores y me dieron un fuerte abrazo. ¡Felicitaciones Manuel Marulanda Vélez! Así me bautizaron políticamente Manuel Marulanda Vélez.” (Alape, p. 210-211).

Gloria Inés Ramírez, congresista del comunista Polo Democrático, en un homenaje a Gilberto Vieira y al Partido Comunista
Gilberto Viera, el secretario histórico del Partido Comunista Colombiano, declara a Martha Harnecker: “los guerrilleros de las FARC en ningún momento ocultan su filiación comunista” (p. 77). Luis Alberto Morantes Jaimes alias ‘Jacobo Arenas’, cofundador de las FARC y miembro del Partido Comunista, orgullosamente confirma en su libro que en las FARC “somos revolucionarios integrales, marxistas irreductibles, leninistas sin tacha, anti-imperialistas y anti-capitalistas” (Arenas, p. 117) En las tres declaraciones resalta dos aspectos: primero: las FARC son el retoño indiscutible del Partido Comunista Colombiano. Ocuparme de este aspecto desbordaría las pretensiones de este escrito, recomiendo, para tal efecto, la lectura esclarecedora de Las Farc el fracaso de un terrorismo de Eduardo Mackenzie. Segundo: nos dicen, sin ambages, que ideología profesan los terroristas: el marxismo leninismo.
No obstante, alguien objetará: sí, estas declaraciones acerca de su filiación marxista leninista eran en los inicios de las FARC y hasta mediados de los años 80 del siglo pasado; además, al utilizar el terrorismo han abandonado el marxismo leninismo o se han desviado de sus pretensiones políticas traicionando el marxismo leninismo.
Esta objeción contiene tres partes; Sus declaraciones tienen un límite en el tiempo; la utilización del terrorismo comienza a mediados de los ochenta; y por efecto de ello, “traicionan” el marxismo leninismo. De la primera parte, insisto, dejemos que sus propios miembros quienes refuten esta objeción. Tomemos a Rodrigo Granda. En una entrevista publicada en la web Español Islam Times, a la pregunta ¿Cómo te vinculas a la lucha revolucionaria en Colombia? Granda responde: “ingreso entonces por el año 1972 o 1973 a las filas del Partido Comunista. Más tarde, a medida que fui adquiriendo conocimiento del marxismo leninismo […] comencé a mirar con mucha simpatía la cuestión del movimiento insurgente y me llamó poderosamente la atención que las FARC se reclamaban marxistas-leninistas. Entonces, con la militancia política a nivel del Partido Comunista y la cuestión de cierta identidad programática entre estas organizaciones, presionado por situaciones muy complicadas, ingreso a la guerrilla para proteger mi vida.” (Vid http://www.islamtimes.org/vdcd.j0o2yt0fxml6y.html). Y la crema chantilly viene con la  respuesta a esta pregunta ¿Por qué la ideología marxista leninista de las FARC te llamó la atención?: “Porque yo comencé a leer de dónde procedían los males en la sociedad, cómo era ésta situación de la lucha de clases, qué papel jugaban los Estados y a preguntarme por qué en nuestro país, siendo tan rico, la mayoría de los campesinos, de los obreros, de los estudiantes vivían en la miseria […] uno dentro de la cuestión del marxismo va viendo que realmente la cuestión social se mueve por la lucha de clases, que hay una clase explotadora que manipula […] Uno va llegando, en el análisis, a la conclusión que sin derribar ese Estado es imposible crear una nueva sociedad. Y el socialismo significa, digamos, salto de calidad en la cuestión de carácter social y eso no se hace con reformas solamente. Eso se hace destruyendo todo un régimen que ha creado la burguesía para su dominación de clase. Si uno se pone a hacer retoques sociales, obviamente que en cualquier país del mundo lo dejan hacer política libremente. Pero si una persona comienza a tener realmente conciencia de que ese Estado hecho por la burguesía hay que destruirlo”.

Esta entrevista la concede ‘Granda’ en 2009 y es evidente como persiste la ideología marxista con todo su vocabulario 
Rodrigo Granda, Piedad Córdoba, "Iván Márquez" y Jesús Santrich
revolucionario. 
La manera de las FARC de construir la “Nueva” Colombia es el socialismo, ojalá del siglo XXI, y la lucha de clases. Nada de reformas o de “hacer retoques sociales” sólo destruyendo el Estado “hecho por la burguesía”, es decir, en palabras de Karl Marx, arrasando con el orden existente.
Granda’ jamás somete a crítica, -como tampoco lo ha hecho ‘Cano’, ‘Iván Márquez’ o estando en vida ‘Raúl Reyes’- esta ideología. Sin más, prosigue con la entrevista todo bajo la lupa de la lucha de clases. Además, es pertinente destacar en las respuestas de ‘Granda’, otra vez, el connubio Partido Comunista-FARC.
La mayoría de “analistas” no tienen en cuenta la unión Partido Comunista-FARC, ni la ideología que profesan. Por fortuna, existen unos poco que si tienen en cuenta ello. Ahora ¿Por qué los “analistas” dejan de lado la ideología de las FARC? No lo sé. Pero tomarla en cuenta ayuda mucho a la hora de hacer un juicio de por qué los diversos procesos de paz se han malogrado, del por qué los procesos de paz son utilizados por los terroristas como una estrategia para hacer la guerra y no la paz, y del por qué el marxismo leninismo es incompatible con el Estado de derecho.
Pero ¿el marxismo leninismo rechaza el terror y la violencia? Aquí entramos en un terreno que muchos ha caminado con más divergencias que coincidencias y es la pregunta qué es marxismo y marxismo leninismo. Para Kostas Papaioannou el marxismo es una filosofía que hace evidente “el hecho primordial de que la actividad económica no es para el hombre algo exterior, sino la esencia misma de su ser” (P. 35) Es decir,  es la primacía de la economía, de la técnica y es en estos terrenos donde se basa toda la interpretación del mundo para transformarlo. Y se considera al trabajo, a la técnica, que hicieron posible la industralización, como la actividad por esencia del hombre: el hombre se hace hombre en el trabajo.
Para Hanna Arendt, el marxismo, junto a lo dicho anteriormente, contiene dos afirmaciones: la violencia es la partera de historia y no puede ser libre quien esclaviza a otro. Violencia e historia forman un binomio que para Marx es inseparable. La historia tiene un sentido y un fin. Fin en tanto estadio último y fin en tanto que la historia se va materializando. Ese fin último es la sociedad sin clases y sin odios: el comunismo
Para Lenin, en su opúsculo Karl Marx, define al marxismo como “el sistema de concepciones y de la doctrina de Marx. Éste continúa y corona genialmente las tres principales corrientes ideológicas del siglo XIX […] la filosofía clásica alemana, la economía política clásica inglesa y el socialismo francés vinculando a las doctrinas revolucionarias francesas en general” (Vol. 21, P. 44).
Para el filósofo español Gabriel Albiac hacer una definición del marxismo o de marxismo leninismo es inocuo pues hacerla de partida conlleva a espejismos. No obstante, el español hace un matiz: “codificado por una tradición bien definida (la staliniana), que le otorga nombre, el ‘marxismo leninismo’ es un producto de la esclerosis dogmática del materialismo histórico que se abre paso en la Unión Soviética a partir de los años veinte” (P.10). Albiac tiene razón. Al leer los textos de Lenin destacan dos aspectos: primero: Lenin jamás se declara marxista leninista: se declara marxista. Segundo: Lenin es un atento lector de Marx: lo comenta, lo cita frecuentemente, señala los errores que, a su juicio, cometen los que se dicen marxistas o no.
Papaioannou y Lenin se lanza con un definición; Arendt no lo define pero constata tres afirmaciones constitutivas y fundamentales de Marx; Albiac no pretende definirlo pero sitúa en el tiempo –una era- la acuñación de una palabra compuesta, separada por un guión, que fue el dogma de los comunistas y señalaba a los herejes: el marxismo-leninismo.
Esto desmerita los esfuerzos por definirlo. Por supuesto que no, lo que se pretende señalar es que existen muchísimas definiciones. Algo si queda claro: Papaioannou, Lenin, Arendt y Albiac conocen muy bien aquello a lo que se denomina marxismo o marxismo leninismo, y para ello han tenido que recurrir inevitablemente a los textos de Marx y de Lenin. Entonces, de esta manera, trabajaremos: desde los textos. Por dos razones: allí están consignados sus análisis con la pretensión de que estos iban a suceder en la Historia; y es en sus textos donde comienza y ha comenzado la crítica a los vaticinios de Marx y de Lenin, desde luego, sin dejar de lado la realidad pues es allí donde el marxismo o las doctrinas de Marx han sido refutadas contundentemente.
Ahora, de nuevo, preguntémonos ¿el marxismo o el marxismo leninismo rechaza el terror y la violencia? ¿Las acciones criminales y/o terroristas de las FARC son contrarias al marxismo leninismo? Dejemos que Marx y Lenin nos ayude.

Partido Comunista y Polo Democrático, en la celebración de los 79 años del PCC
Al final del Manifiesto del Partido Comunista Marx escribe: “Los comunistas […] proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente” (Vol.1, P.50). Para Max, la violencia desempeña un papel vital en la historia y que, además, la historia, en palabras de Arendt, “muestra su verdad, su rostro no distorsionado, únicamente en guerras y revoluciones; y que la actividad política, si no es acción directa, violenta, debe entenderse o como la preparación de la violencia futura, o como la consecuencia de la violencia pasada” (P. 33). 
Así, Marx proporciona el arma con que se hace historia y la cual los cambios sociales profundos implican, necesariamente, sangrientas revoluciones, en las cuales dos clases sociales de intereses históricos antagónicos luchan por eliminar al contrario. De allí la afirmación que hace Arendt como constitutivo del marxismo: la violencia es la partera de la historia. 
En esa lógica, la sociedad capitalista encontraría su final como consecuencia de la pugna entre explotadores, dueños de los medios de producción, y explotados, obligados a vender su fuerza de trabajo. El transito, que según Marx decidido por leyes históricas, entre capitalismo y comunismo es por medio de la violencia, como también la violencia es preparatoria del cambio: la acción política se hace con la violencia.
Lenin, como marxista que se declara y sus escritos son prueba incontrovertible, confirma a sus maestros en El Estado y la revolución: “La doctrina de Marx y Engels sobre el carácter inevitable de revolución violenta se refiera al estado burgués. Este no puede sustituirse por el estado proletario […] mediante la extinción, sino sólo, por regla general, mediante la revolución violenta […] recordaremos la crítica del Programa de Gotha […] la necesidad de educar sistemáticamente a las masas en esta, precisamente en esta idea sobre la revolución violenta, es algo básico en toda la doctrina de Marx y Engels” (Vol.25, P.393). 
Arendt y Lenin coinciden, la violencia es básica en “toda la doctrina de Marx y Engels”. Es oportuno aclarar que Marx no deseaba destruir el capitalismo por que fuera capitalismo, sino destruir las estructuras y la “clase” que hacían posible el mantenimiento del capitalismo: el estado burgués; por otro lado, el capitalismo, por fuerza de sus contradicciones internas, estaba abocado a su fin. Y era un estadio que ineluctablemente iba a ser superado para dar paso a uno nuevo último y superior gracias a la violenta acción del proletariado: el comunismo. Entonces, Marx, Engels y Lenin veían que la estructura que utilizaba la “clase explotadora” para mantenerse en el poder era el “estado burgués” que contaba con el ejército como instrumento armado para amedrentar a la “clase explotada” y la religión como “opio” para adormecer al hombre.
Para tal efecto, la violencia revolucionaria era la única arma para destruir ese “estado burgués”. Por otro lado, la violencia no sólo debía utilizarse en el momento bisagra de transición del capitalismo al comunismo. También se utiliza para preparar ese momento, y si la insurrección fallaba, los revolucionarios, o las masas, debían persistir en una nueva preparación sin caer, en palabras de Lenin, en el derrotismo. 
Esta actitud negativa ante el fracaso, Lenin la condenaba tajantemente y sentenciaba que debía ser extirpada. La violencia revolucionaria es una educación sistemática necesaria; es decir, es totalmente planificada: con cabeza fría se planeaban los atentados, las ejecuciones, el terror. ¿Esta es la educación que las FARC inculcan a sus integrantes y que los cabecillas planean con tanto ahínco y orgullo para “liberarnos”? Sí. Recordemos que Pedro Marín, alias “Manuel Marulanda Vélez” fue educado en la escuela marxista leninista del Partido Comunista.
En su opúsculo Las Tareas de los destacamentos del ejército revolucionario, Lenin expone esta planificación e insta a que “cada destacamento deberá elaborar los métodos y procedimientos para la acción común […] deben  distribuir las funciones por anticipado […] Los destacamentos pueden y deben aprovechar toda oportunidad […] puesto que sin una previa prueba de fuego no es posible adquirir experiencia para la insurrección” (Vol.9, P. 410). Y la violencia revolucionaria en la insurrección “no es sólo un derecho sino una verdadera obligación de todo revolucionario. MATAR a los espías, a los policías, a los gendarmes, volar las seccionales de policía, liberar a los detenidos, extraer del gobierno los medios pecuniarios para emplearlos en las necesidades de la insurrección […] todo destacamento del ejército revolucionario debe estar dispuesto para realizar inmediatamente operaciones semejantes […] dejar pasar hoy una ocasión favorable que se le presente para operaciones de este tipo, será culpable […] una culpabilidad tal constituye el más grande delito que pueda cometer un revolucionario en época de insurrección”. (Mayúscula es mía) (Vol.9, P.410)
Este opúsculo fue escrito en 1905 y Lenin junto a los bolcheviques tomaron el poder en 1917. No son “tareas” que Lenin entrevió luego de la toma del poder. La tan mentada traición a la revolución no es más que una cortina de humo para ocultar los crímenes de Lenin y sus secuaces y, por consiguiente, para mantener impoluta la ideología marxista. 
¿Lenin sólo exige matar sólo policías o agentes de la fuerza del Estado? No. En otro pequeño libro, Enseñanzas de la insurrección de Moscú, Lenin avala que ya “desde hacía mucho tiempo, la prensa socialista había señalado que, en tiempos de insurrección, es un deber nuestro exterminar a los jefes civiles y militares” (Resaltado es mío) (Vol.11, P.168). Alguien objetará: el exterminio es en la insurrección, no antes. 
Esta objeción Lenin la desmiente: “los destacamentos deben darse un trabajo multiforme, de ninguna manera sólo teórico, sino necesariamente práctico” (Tareas de los destacamentos Vol.9, P.409). Toda labor práctica no debe desaprovecharse si existe la oportunidad de matar civiles o militares. Dejar escapar esa oportunidad no es estar a la altura del deber de un revolucionario. Y la práctica es necesaria, no sólo lo es la teoría.
Lenin nos dice claramente que se debe hacer en la insurrección o en su preparación: exterminar. 
¿Debemos esperar los colombianos para este precioso momento de los terrorista marxistas leninistas? (perdón por el pleonasmo). Este deber exterminador, además de otros deberes, lo recalca Lenin, leamos: “El desprecio a la muerte debe difundirse entre ellas (las masas, es decir, las fuerzas guerrilleras) y asegurar la victoria. La ofensiva contra el enemigo deber ser los más enérgica posible; ataque y no defensa: tal debe ser la consiga de masas; exterminio implacable del enemigo.” (Enseñanzas de la insurrección de Moscú Vol.11, P.171)
Además del exterminio, Lenin saca otra enseñanza de la revolución de 1905: “recuperar todo lo perdido […] y lo recuperaremos estudiando la experiencia de Moscú, difundiéndola entre las masas, estimulando el genio creador de las mismas en el desarrollo ulterior de esa experiencia. Y la guerra de guerrillas, el terror de masas […] contribuirá indudablemente a enseñarles la táctica acertada en el momento de la insurrección” (Resaltado es mío) (Vol.11, P.170).
¡Oh sorpresa! Sí, es así: el terror. El terror es práctica insustituible del revolucionario. Ya líneas arriba había citado un pasaje de El estado y la revolución en que debe educarse sistemáticamente a las masas en la revolución violenta, pues bien: el terror debe inculcarse en esta educación sistemática, puesto que es importante “aprovechar las enseñanzas de los grandes acontecimientos revolucionarios […] para hacer llegar […] a las masas nuestras viejas doctrinas ‘dogmáticas’, por ejemplo la de que es necesario enlazar en la práctica el terror con la insurrección (Nuevas tareas y nuevas fuerzas. Vol.8, P.217). De esta manera, entonces, “El terror debe fundirse de hecho con el movimiento de masas” (Plan general de acuerdo del III congreso. Vol.8, P.183)
Tanto en Nuevas tareas y nuevas fuerzas y lo recogido en Plan general son escritos en 1905. Pregunto ¿Existe algún tipo de desvío o de traición al marxismo leninismo? Recurrir al terror no es algo casual o algo que se discute como alternativa última; es constitutivo de la doctrina del marxismo, es algo que la lucha de clases, -teoría de exclusividad de Marx, según Engels- lleva dentro de sí. 
El binomio terror/terrorismo-lucha de clases es indisoluble y con insistencia Lenin lo dice. Cuando los revolucionarios estén en el poder “se debe practicar una depuración terrorista: juzgar y fusilar en el acto sin contemplaciones […] Nosotros diremos la dura, pero indiscutible verdad [...] una exacerbación de la lucha de clases […] no se puede pasar sin el terror, a pesar de los hipócritas y charlatanes. (El impuesto en Especie. Vol. 32, P 350). Y si se alberga alguna duda: “[…] las gentes capaces de condenar ‘en principio’ el terror de la Gran revolución francesa, o, en general, el terror ejercido por un partido revolucionario victorioso […] esas gentes fueron ya condenadas al ridículo y al oprobio en 1900-1903 por Plejanov cuando este era marxista de verdad”.(Izquierdismo enfermedad infantil del comunismo. Vol. 31, P.28).
No voy a redundar en comentarios ya que las palabras de Lenin son taxativas y de suma claridad al llamar al crimen. Estas son una pequeña muestra. Términos como “dictadura feroz”, “aplastamiento”, “terror de masas” “terror”, “la lucha revolucionaria”, “exterminio” pueblan los escritos de Lenin. 
Entonces, es inválida la objeción que el marxismo leninismo no promueve el terror o el terrorismo; es de igual manera inválida la objeción de que las FARC se han desviado de su ideología, el marxismo leninismo, al recurrir al terrorismo. Calificarlas como terroristas no es una invención del “imperialismo”; el terrorismo de las FARC no es una última salida: es un terrorismo doctrinario. Se ha tardado muchísimo en endilgarles ese calificativo que en nada desvirtúa o traiciona al marxismo. Las innumerables acciones de las FARC son prueba irrefutable de ello. Entonces ¿Qué podemos esperar de unos diálogos o de la nueva llamada de ‘Cano’ a dialogar cuando en su ideología, perfectamente aplicada, la violencia, el terrorismo es necesario para, en palabras de Granda, destruir “todo un régimen que ha creado la burguesía para su dominación de clase”? Estas palabras de Granda son el magma del más vetusto y fósil discurso revolucionario demostrado claramente criminal.
No obstante, replicará alguien: Marx jamás avaló el terrorismo. Donald de Marco en su libro Arquitectos de la cultura de la muerte relata “Marx no puede ser más claro en su llamada a la violencia. Llamaba a colgar a los capitalistas de las farolas más próximas. 
En el periódico que editaba, Neue Reinishe Zeitung, declaró: ‘Cuando llegue nuestro momento, no disfrazaremos nuestro terrorismo’ ” (P. 120). Paul Johnson en su libro Intelectuales hace una semblanza de la sórdida vida de Marx que incluye sus prédicas al terror. Por lo expuesto ;

No es equivocado afirmar categóricamente que el marxismo leninismo exalta el terror, la violencia y el terrorismo. 
Y esta es la ideología que las FARC aplican, profesan y promueven.

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