martes, 26 de julio de 2011

Acontecimientos actuales indican que Santos estaría conversando con mensajeros de las Farc


Acontecimientos actuales indican que Santos estaría conversando con mensajeros de las Farc


Casi diez millones de colombianos engatusados eligieron a Santos, convencidos que no dejaría “pastranizar” la Estrategia de Seguridad Democrática, bandera de gobierno de su antecesor, ni “caguanizarìa” acercamientos de paz con las Farc. No obstante todo ha sido diferente.
Desde el inusitado giro dado por Santos a las relaciones internacionales con los gobiernos pro terroristas vecinos, cómplices de las Farc, sumado a su actitud displicente y desconsiderada hacia las Fuerzas Militares al negarles los derechos salariales y de beneficio social, ponerlos contra pared en el campo operacional y dejarlos al garete en la defensa jurídica; hasta los hechos recientes como asociarse con su archienemigo ideológico Lucho Garzón, la activación de la comisión nacional de reconciliación con la iglesia católica, etc.
Elegido de manera inmerecida con votos uribistas dentro de un ramillete, donde no era el mejor sino el “menos malo”, Santos utilizó argucias para quitarse de encima el proceso jurídico-político, que Correa ordenó adelantar en su contra, por un “juez subalterno” en Sucumbìos, debido a la muerte del entrañable “camarada Raúl Reyes” entonces protegido por el gobierno ecuatoriano.
Para el efecto declaró a Chávez “su nuevo mejor amigo” y reabrió relaciones diplomáticas con Ecuador, para demostrar que “el problema era Uribe que no quería la concordia entre gobiernos y países hermanos”.  Y quien se atreva a criticarlo, de inmediato es tildado de “uribista resentido”, enemigo de la paz y hasta de “mano negra de la ultraderecha”.
En síntesis, un parafraseado discurso de las Farc. Quien los critique o desenmascare, es un paramilitar de derecha, enemigo del pueblo y contrario a la “justa lucha revolucionaria”… Doble moral y cinismo por doquier…
En cambio, Santos es el conciliador y el amigo de todos, sin importar que sus nuevos mejores amigos sean cómplices de las Farc, estén complotados con la dictadura cubana y el Foro de Sao Paulo para tumbar la democracia y desbaratar la republica. No… Lo que importa es su perfil político personal, su vanidad y su inocultado anhelo, para quedarse otro periodo más disfrutando del inmerecido cargo en el solio de Bolìvar.
Con arrogancia Santos osa autodeclararse experto estratega en guerra de guerrillas y autor intelectual de los golpes más duros contra las Farc en toda su historia. Simple fanfarronada y politiquería barata. Esos éxitos son patrimonio exclusivo de las Fuerzas Militares y de la Policía.
De nadie más. Quizás un poco del presidente Uribe en el bombardeo al campamento de Reyes en Ecuador, dado el nivel político-estratégico de esa decisión. Lo demás es pesca en rio revuelto o ganancia de indulgencias con camándula ajena.
La ley de reparación de victimas, sirvió para revivir el cadáver político en que Pardo Rueda y Cesar Gaviria convirtieron el Partido Liberal, para justificar la nueva burocracia Samperista en el ministerio de Justicia y la Fiscalía, y obviamente en otro trampolín para la desaforada carrera reelectoral de Santos.
Al final del macondiano experimento, como ha solido suceder con las decisiones trascendentales de orden público en Colombia, las Fuerzas Militares y la Policía quedaran con la carga del pesado fardo de ineptitud gubernamental para hacer cumplir la ley. Una vez más los sacrificados serán los soldados y los policías, mientras los gestores del caos avanzan en posiciones burocráticas, en torno a la politiquería y la corruptela de siempre.
Por otro lado la carta de Medòfilo Medina a Cano es un mandado bien hecho por el profesor universitario al narco terrorista más buscado de Colombia. Con apariencia de crítica a la que le han salido idiotas útiles adherentes, Medina alborotó el avispero político para justificar la eventual legitimación de las Farc, pues en su supuesta critica no dice nada del narcoterrorismo, de las violaciones farianas al derecho internacional humanitario, del sadismo narco comunista, sino que por el contrario, justifica la existencia de los terroristas y solo les pide una revisión en el camino hacia la toma del poder.
 Típica baladronada comunista, cuyo anzuelo ya fue mordido hasta por “sesudos” analistas políticos colombianos que hasta lo entrevistaron por medios masivos. Una vez más las Farc y el Partido Comunista que en esencia son la misma cosa, juegan a la estratagema de auto deslindarse, sin renunciar a su identidad de propósitos, con la farsa que los camaradas de la ciudad y del partido “quieren” la solución al conflicto, pero claro, en términos y condiciones impuestas por los terroristas y sus cómplices, es decir entregándoles el país. Lo demás no les sirve.
De remate, el diablo resultó haciendo hostias para la misa católica. El camarada Lucho Garzón, que ha nadado en medio de intrigas y componendas propias de su ideología, y que nunca ha sido claro en descalificar a las Farc, ahora también es “nuevo mejor amigo” de Santos a quien antes tildaba de paramilitar, asesino, burgués vendepatrias, etc.
Y anexo a su “nueva alianza” Lucho Garzón aseguró que Santos va a hacer la paz pronto. Todo lo anterior coincide con la infatigable labor de la estafeta internacional de las Farc, que financiada por Chávez no ha cesado de mover contactos en todo el continente y en Europa, para que el gobierno colombiano se siente a dialogar con los terroristas, para que de inmediato los gobiernos del Foro de Sao Paulo, les concedan embajadas y legitimación como fuerza beligerante.
Este escenario afecta profundamente a las Fuerzas Militares y de Policía que desde luego ni siquiera han sido consultadas, sino que igual a las ocasiones anteriores serán utilizadas, vilipendiadas y al final responsabilizadas, de todas las fallas de los gobernantes y los funcionarios encargados de concretar el proceso.
Por ende, esta decisión afectará a la reserva activa, pondrá más problemas a los ya existentes en Sanidad Militar donde la evidente corrupción generada por funcionarios civiles específicos en el Ministerio de Defensa, tiene el servicio al borde del  colapso por ineficiencia.
 Con la circunstancia agravante que en su afán politiquero reeleccionista, Santos no solo siga empeñado en burlarse de la nivelación salarial ordenada por la ley para  militares y policías, sino que para llenar los faltantes de dinero de la etérea ley de víctimas, disponga suspender pagos de las mesadas pensionales de la reserva activa, con la circunstancia agravante que las Farc y sus amigos exigirán el desmonte gradual de las Fuerza Publica y como es de esperarse,  Santos aceptaría esas y otras  imposiciones.
Es necesario que los generales y almirantes de las Fuerzas Militares y la Policìa Nacional, examinen con detenimiento esta situación, que insten al presidente Santos a que se baje de la nube monárquica en que anda encaramado, que entienda que es presidente para servir a los colombianos no para que lo sirvan, y que antes que su ambiciosa pretensión personal de quedarse otros cuatro años en la Casa de Nariño, su obligación es defender la constitución, las leyes, el bien común de los colombianos además de ser algo que le falta: leal con las Fuerza Pública.
Lo grave del asunto es que desarticulada la Fuerza Pùblica, desarticulada Colombia. Ese es el meollo del asunto, que Santos pareceria no entender en medio de su vanidad y egocentrismo.
Coronel Luis Alberto Villamarìn Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com

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