domingo, 31 de julio de 2011

¿Fiscales y Magistrados o inquisidores ideológicos?



¿Fiscales y Magistrados o inquisidores ideológicos?





Bladimir Diaz

Bladimir Diaz


Justicia: Principio moral que guía las acciones humanas según la verdad, el respeto a los demás y el reconocimiento de lo que toca o pertenece a cada quien: 

Los jueces deben a su vez, actuar con justicia, buscar la justicia, aplicar sus fallos mirándola solo a ella con el ejemplo diáfano del sentido de justicia. 

Los abogados a su vez en ejercicio de su encargo, coadyuvarán a la sana aplicación de este principio consagrado en la ley del hombre y para el hombre, concurrir para que su administración por parte de los jueces y las instituciones judiciales sea conforme a los mandamientos que el mismo hombre escribió para someterse a ella y en nombre de la justeza velar por su defendido, con honor e hidalguía: al ciudadano amo y a la vez subordinado de ella, por naturaleza le corresponde pedir justicia, presentarse ante la justicia, acatar la justicia, cumplir lo que en justicia justa sus jueces resuelvan. 

Eso y solo eso es lo que pediría en nombre de la Constitución y del Estado de Derecho, a cualquier funcionario que no es precisamente cualquiera, y que está encargado de ese sagrado y preciado principio humano, ¿será que eso es muy difícil? Seguro que NO lo es. 

¿Será acaso que no se puede? ¿No se quiere? ¿O no les importa? Pareciera que fuera lo último. No les estamos pidiendo a fiscales y jueces que odien, que inventen, que maltraten, que humillen, mucho menos que tomen las armas y combatan a los violentos, o que desactiven bombas, ni minas anti personas, ni que rescaten secuestrados, tampoco les pedimos que combatan a los narcotraficantes, ni que sean sacerdotes, o médicos, NO. 

No les pedimos eso. Señores solo les pedimos algo muy sencillo, cumplan la constitución, la ley, y el juramento que hicieron nada más. Magistrados Corte Suprema de Justicia Señores jueces, señores fiscales, los valores superiores de la nación y del pueblo Colombiano, no son negociables, no son materia de interpretación, la dignidad de esta patria está por encima de las motivaciones egoístas que cargan las ideologías políticas, religiosas y las mezquinas motivaciones personales como el odio, la ira, la prepotencia y el desprecio entre las más dañinas y que han asomado en los extremos de la década pasada y comienzos de esta, no solo en la argumentación y justificación de atropellos, sino en su fútil actuar frente a algunos ciudadanos. 

De niño me enseñaron en la materia de cívica y urbanidad, que LA VENDA que lleva en sus ojos la imagen que simboliza la justicia, sentencia que en su aplicación no habrá distinciones que es una reafirmación de garantía e imparcialidad, LA BALANZA como instrumento de cálculo sugiere la búsqueda de un resultado cierto, justo en el sentido de exacto. 

La balanza cumple además con una función alegórica de referirse al acto de juzgar, cortar, separar, dividir, poner final al conflicto como parte de su fundamento y deber, LA ESPADA, según Gustav Radbruch, es un atributo colocado por los griegos a Temis y a Diké, que más tarde los romanos dieron a su Aequitas el atributo de la balanza y a los que posteriormente, en la temprana Edad Media, se unen los símbolos de la balanza y la espada. 

LA MIRADA No tiene mirada, se la suele representar con los ojos vendados significando que el juez no necesita, ni debe saber, ni verlo todo del justiciable, que ha de limitar su juicio al hecho y sólo al hecho concreto, asegurando la vida tranquila de los ciudadanos. 

Pero la justicia en Colombia, no por culpa de ella, sino de quienes la representan y ejercen, no tiene el mínimo de esas concepciones doctrinarias milenarias de la raza humana, la justicia nuestra actúa en muchas ocasiones como los depredadores terroristas de las Farc y las BACRIM, intimidando al ciudadano en vez de darle garantías y confianza, soslayando las responsabilidades y culpas de unos, y atizando persecución injusta y sesgada en muchos casos contra quienes no son afines a algunas ideologías perversas y asolapadas, donde la verdad pareciera depender del color político del odio o de la prueba de la simpatías de quien ejerce justicia. 

Señores su simpatía debe ser la constitución y la ley, No se olviden de la relevancia de la venda para la imparcialidad, tampoco que la verdad es incolora porque es una sola, la verdad no tiene ni se sustenta en matices, sino en prueba cierta, real, irrefutable, y de testimonios cotejados. 

Pero pareciera que muchos de ellos esa máxima la desechan y acusan y condenan según la prueba de sus estados de ánimos, su odio o perversidad ideológica.

Bladimir Díaz.

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