La revancha termina con servicia

Francisco Saldarriaga A. |

Cuando un criminal repite las cuchilladas o reitera los ataques a la víctima, se cataloga como crueldad extrema.

Algo similar está ocurriendo con algunos integrantes de los organismos de investigación y juzgamiento de personajes que, por alguna circunstancia, debieron ejecutar acciones que dieron como resultado la desaparición de un grupo subversivo.

Algunos de los militantes de ese grupo hacen parte de esa izquierda retardataria que sigue los postulados del libro de Marx y Engels, publicado en 1848.

Emplean todas las formas de lucha para revolcar la sociedad y buscar, con su fanatismo (actúan como convertidos a una nueva fe), que se acomode a sus ideas; ideas que demostraron su inutilidad en países que las acogieron total o parcialmente.

Los más inteligentes viraron su rumbo, otros, poco a poco las van abandonando, algunos aún las ven como panacea, y los más tontos las consideran como la revolución del siglo 21.

Hablar de las consecuencias es llover sobre mojado.

Bueno, y volviendo al tema, el caso es que se están descubriendo cosas alarmantes que nos llenan de temor a quienes no compartimos lo que está sucediendo en esos organismos investigadores, acusatorios, juzgadores y falladores.

Allí se están tipificando nuevos delitos, se están juzgando hechos viejos con leyes nuevas o con nuevas interpretaciones, acomodadas como Santos, a las necesidades de producir efectos mediáticos y escandalosos para desvirtuar a como dé lugar, los resultados positivos y ciertos del gobierno colombiano en los últimos años.

La consecución de testigos falsos, la interpretación amañada y oportunista de la ley, el pago de testigos, ya sea con dinero o prebendas, la reiteración de las acciones contra empleados públicos que realizaron su trabajo sin dolo, el aprovechamiento de los medios de comunicación, interesados y revanchistas, para conseguir la presión de la opinión pública y, en fin, todas las formas de lucha, similar a lo que postulan los revoltosos de arriba, es la consigna para atacar a esos militares y a quienes hicieron parte del gobierno que empezó a demostrar las suciedades que afectaban a las cortes, las entidades públicas que decidió suprimir, denunció las mañas y desfalcos en EPS.

Y lo más importante, menguó el poder de los narcoguerrilleros, aunque infortunadamente no logró acabar con esa lacra, debido al apoyo a la lacra -no al gobierno ni al pueblo colombiano- de los países vecinos que hoy son nuestros mejores amigos.

Postre: Reiterar una equivocación es una estupidez. Apoyar los errores de la doble calzada de Las Palmas es un acto de extrema tontería.

Esa es la percepción que se debe publicar en Europa y en el mundo entero.

DEBEN ENTENDERNOS A LOS COLOMBIANOS, ESTAMOS MAL Y ES POR QUE ELEGIMOS A UN PRESIDENTE QUE PRETENDIA DEFENDER UNAS POLITICAS PERO LUEGO SE VOLTEO Y TERMINO DEFENDIENDO A QUIENES NOS HAN HECHO DAÑO POR MAS DE 50 AÑOS, VIOLENCIA, CRIMENES, BOMBAS, ATENTADOS, ESTO LO HABIA ACABADO ALVARO URIBE VELEZ Y AHORA SANTOS HA PERMITIDO QUE ESTO SUCEDA DE NUEVO, unas farc fortalecidas por los dineros que el CANCERIGENO DICTADOR DE VENEZUELA HA DADO A LAS FARC que daño el que este cerdo hace al pais.

Hay que hacerle entender a Santos que lo elegimos para que esté al frente de la lucha y no en reuniones con quienes lo están volteando (si no se volteó ya). Necesitamo presencia, exigimos que no se siga persiguiendo a los miembros de las fuerzas armadas y que los periodistas apoyen a los militares y policías buenos, o, ¿es que no los hay, todos son asesinos como los narcoterroristas?. Mala lógica la de condenar a todos por las acciones de algunos pocos dañinos.