miércoles, 29 de junio de 2011

El líder, sabe que el ejemplo arrastra más


El líder, sabe que el ejemplo arrastra más


Un día 16 de octubre de 1.997 terroristas del 34 frente de las Farc, por tercer año consecutivo hicieron una incursión al municipio de Caicedo Antioquia, más de 200 criminales atacaron esa población, defendida en esa ocasión por 17 policías al mando del comisario Ramos, desde las 11 de la noche, enfrentaron valerosamente la desigual y cobarde arremetida. Mientras ellos contenían a las bestias, desde Medellín al mando del señor coronel Carrillo, se dispuso refuerzos, los refuerzos por parte de la Policía debían ingresar por la vía que va desde Santafé de Antioquia.

Para infortunio nuestro y de quienes debíamos apoyar, en el transcurso del desplazamiento, cuando ya nos faltaban pocos kilómetros para llegar a brindarles el apoyo, los terroristas habían colocado por esa vía, la primera de dos emboscadas. Es supremamente complicado, difícil y riesgoso salir de una emboscada, sin que para lograrlo se pierdan vidas, y en la primera emboscada, no fue la excepción, logramos salir del cerco de los criminales, pero en la acción, perdimos la vida de dos grandes policías, el cabo Luis Enrique Cárdenas, uno de los mejores contraguerrilleros que he conocido, y al patrullero Pierpuezan.

Me acordé de esa incursión porque fue desgarrador el dialogo sostenido entre el señor coronel Carrillo, y el comisario Ramos, en la medida que abriendo fuego intentábamos salir de la segunda emboscada, y ganar terreno para continuar hacía el casco Urbano, ellos allá en la población donde se había concentrado el mayor poder del ataque, se defendían y trataban de mantenerse con vida, los terroristas habían utilizado dinamita para destruir la iglesia que quedaba al lado del comando, y una vez coronado ese flanco, procedieron a ir colocando cargas de explosivos por la parte trasera del comando y con ello destruyéndolo, y disminuyendo la capacidad de resistencia de los policiales.

 El señor comisario Ramos, le decía al señor coronel Carrillo, “mi coronel, destruyeron la iglesia, y utilizando ese espacio nos han venido colocando dinamita, y nos están echando encima el comando, mi coronel, tengo tres compañeros muertos a mí lado, y dos heridos, ya no resistimos más, me voy a entregar”. El señor coronel Carrillo le animaba a no entregarse y le decía “resista Ramos, ya estamos cerca hermano, mire ya salimos de la emboscada, ya vamos llegando”. Y cuando creíamos que lo lograríamos, la segunda emboscada, ya era casi de día, se veían las luces del alba, pero lograron contenernos y ganar tiempo para ellos lograr su cometido, someter a los nuestros ya diezmados y desmoralizados.

 Cuando al fin pudimos salir de la última emboscada y llegar a la población, sentí en mí y en cada compañero, que el alma se nos había partido en pedacitos y que cada pedacito intentaba salirse por nuestras bocas, dolor, angustia, tristeza, desazón e indignación, lamentábamos que el esfuerzo no hubiera alcanzado, si mal no recuerdo, fueron siete los compañeros que encontramos asesinados, aplastados por los muros del Comando, más los dos que nos acompañaban en el apoyo, la moral la teníamos por el suelo.

 Traigo esta historia a colación, para recordarles que en esos entonces, eran las Farc, un verdadero poder criminal en Antioquia y Colombia, había fines de semana que hacían hasta dos incursiones simultáneas a municipios, además en la autopista Medellín Bogotá, montaban dos y tres retenes entre el corregimiento de Doradal y el municipio de Marinilla, en esos retenes asesinaban pasajeros y conductores, quemaban cuanto vehículo se les antojaba, y a todo aquel que les parecía rico lo secuestraban, era la época de las famosas pescas milagrosas. Pero esas no eran las  únicas preocupaciones para atender, súmele derribamiento de puentes, torres de energía, ataques y destrucción de fincas, ataques a ambulancias, retenes en la vía Medellín la Costa entre el corregimiento Llanos de Cuibá y municipio de Yarumal, tramo Yarumal Tarazá, lo mismo que en la vía Medellín Manizales entre el corregimiento de Versalles y el municipio de La Pintada, era días negros, difíciles, duros, con niveles de estrés inimaginables.

 Por esos entonces, las cosas también ya estaban cambiando, porque con Álvaro Uribe Vélez, en la gobernación, y el coronel Carrillo Vanegas, el líder, el comandante, santandereano recio, bravío como la gente de su cuna, en la policía Antioquia, se habían hecho pasos gigantes para reorganizar los grupos de reacción, encargados de apoyar las poblaciones objeto del odio y terror de las FARC y el ELN, Durante sus gestiones, fueron nuestros jefes, pero no solo para mandar desde una oficina, ni para insultar soterradamente, ni para escabullir sus responsabilidades y endosarlas a otros, noo, ellos eran líderes porque iban al frente, creo que esa toma a Caicedo, fue de las últimas que los criminales de las FARC, hicieron esos últimos años finalizando la década del 90 sin que lográramos llegar a tiempo. Fueron muchas las ocasiones que junto a nuestro glorioso Ejército Nacional, los sacamos corriendo de los poblados, desde entonces, nunca más los terroristas llegaron a nuestros poblados a enseñorearse.

 Y es que a pesar de nuestros muertos, de las heridas, llegué incluso a estar patrullando con compañeros que les faltaba un ojo, un riñón, con compañeros que tuvieron secuelas que a uno le parecía asombroso que todavía siguieran en esos grupos de Carabineros o Contraguerrillas, con el sacrificio que ello implicaba, el amor por esta patria y por nuestros compatriotas, es el mejor estímulo para los patriotas que la defendieron, defienden y defenderán. Por favor tengan esa certeza Colombianos. Álvaro Uribe, sabía y sabe que eso es así, que esta gesta necesita hombres dispuestos a dar todo lo suyo por su patria y los demás, y mantenía y aún hoy creo que mantiene ese contacto, esa motivación, ese cariño para con sus fuerzas armadas, habrán algunos que prefieran ver el árbol de los errores de algunos soldados y policías, el líder no menosprecia eso, pero valora más el sacrificio por los valores superiores de la nación, eso también lo vio y lo sabe Uribe. Sus regaños en público a pesar que no siempre fueron bien recibidos ni sentidos, se entendían como el que da un padre que quiere a sus hijos en procura de un mejor actuar ante la vida, la patria y los compatriotas.

 Tengo la percepción que a diferencia de Uribe, con Juan Manuel Santos, no pasa lo mismo, no hay esa química, ese entendimiento, esa empatía, entre él y un gran sector de las fuerzas armadas, y es que ello no es gratis, retraeré solo dos casos en especial a la memoria, cuando estalló el escándalo de las chuzadas que hacían presuntamente en la dirección de inteligencia de la Policía, ni siquiera por decoro, y a pesar de que él, era ministro de defensa, fue capaz de ofrecer al país una excusa o reconocer la mínima falla en él, lo solucionó fácil, como ha sido su vida, destituyendo una docena de generales, oficiales y suboficiales de otros grados, para él quedar limpio.

 Pero el más delicado de todos, fue cuando los falsos positivos, en desarrollo de una política que él ayudó implementar y que fue mal interpretada por algunos integrantes de las fuerzas armadas, se presentaron esos abominables hechos, tan indignantes para la patria, ofensivos y dolorosos para las familias de los implicados. Nuevamente el hábil político, sacó las uñas, “¿Cómo fue que no se las vimos entonces hombe?”, e hizo lo mismo que había hecho con la Policía, destituyó varios generales y otros oficiales de rangos menores, pero él quien era el director, se lavó las manos, no fue ni ha sido capaz de presentar una disculpa a las victimas aunque sea por altruismo. Nunca lo he escuchado siquiera poner en duda que se pudieron haber cometido errores por parte de él. Él destituyó y lanzó al escarnio público a muchos militares y policías y su responsabilidad nunca fue asumida, señor presidente la confianza cuando se pierde, es como cuando a usted se le riega un vaso de agua, caiga donde caiga, por mucho que se intente recuperar lo que había, no se logrará. Quiera Dios, yo me encuentre tremendamente equivocado.

Desde que Juan Manuel Santos, tomó el poder, paradójicamente y a pesar de los golpes grandes dados, todo indica que el orden público en casi la mitad del territorio patrio se ha deteriorado, me pregunto ¿será que esos logros, los que se dieron, obedecen más a la dinámica del actuar rutinario de las fuerzas armadas, y no porque se de una real, decidida y liderada gesta emprendida por el presidente de los Colombianos?, en mi percepción parece que Juan Manuel Santos, anduviera más preocupado de cómo complacer a una izquierda parásita, pusilánime, obsecuente y cómplice del terrorismo, que en apersonarse en liderar, orientar, coordinar e infundir confianza a la tropa, ese doctor Santos, la guerrilla, es el real y verdadero problema de Colombia, a ellos es a quien debe ir dirigida su atención, llenar el alto gobierno con personas de tendencias izquierdosas, sean moderadas o no, es sencillamente abonarle el terreno a los terroristas de las FARC, ¿o es que le parece poco lo que han hecho con tantos militares que decididamente los han combatido?. A la guerrilla no se le gana la batalla metiendo a la cárcel a quienes mejor los han combatido.    


Ñapa: Como patriota juro ante Dios, mi patria y familia, que estaré vigilando y criticando lo que no me guste del gobierno de Juan Manuel Santos, pero no apostando ni rogando porque le vaya mal, eso jamás, quienes amamos esta patria, no podemos desear ni promover le vaya mal al gobierno Santos. Sería ilógico, porque si a Juan Manuel Santos, le va mal, también le irá mal a nuestra patria.



MULATO


Bladimir Diaz

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