lunes, 29 de agosto de 2011

LA “NUEVA PRUEBA REINA”, OTRO GROTESCO MONTAJE DEL COLECTIVO

LA “NUEVA PRUEBA REINA”, OTRO GROTESCO MONTAJE DEL COLECTIVO

Por Rica
rdo Puentes Melo
Agosto 28 de 2011
Hace unos días recibí unos mensajes donde me aseguraban que el coronel Plazas Vega no sería liberado de su injusto cautiverio porque la ex fiscal Ángela María Buitrago y el Colectivo Alvear Restrepo estaban montándole un nuevo testigo para tratar de evitar su inminente libertad. Me dijeron también que el odio de la Buitrago hacia Plazas y, en general, hacia el ejército, era un asunto puramente personal. Se atrevieron a mencionar que alguien muy cercano a la Buitrago pertenecía o había pertenecido a la subversión. Habrá que comprobarlo.


De todas maneras, las advertencias del nuevo montaje resultaron ciertas.
Pero, es tan caricaturesco el nuevo intento del Colectivo de abogados Alvear Restrepo para confundir a la opinión pública enlodando el nombre del coronel Plazas Vega, que pocas líneas merecen gastársele al asunto.
El Colectivo Alvear Restrepo, en una maniobra tan desesperada como vil, para intentar salvar de la cárcel a Ángela María Buitrago, la fiscal secuaz del negociado en que han convertido el dolor de las víctimas, buscaron en lo más hondo del proceso del Palacio de Justicia, para ver de dónde podían agarrarse para, en complicidad con los grandes medios de comunicación, intentar opacar la monumental evidencia de este contubernio maldito de jueces, fiscales y periodistas cuyo fin criminal es llenarse los bolsillos de dinero sin que les importe un rábano condenar a inocentes y refundir a la patria en el oscurantismo judicial en que nos tienen.
Así que, el Colectivo Alvear Restrepo –es de suponerse que con la ayuda de la ex fiscal Ángela María Buitrago, quien se precia de conocer de memoria todos los folios del proceso-, revisaron el mamotreto y encontraron algo que estaba relatado en el informe de la Comisión de la Verdad, y que sería incorporado al proceso.
Se trata de la historia de un señor de apellido “Arenas” o “Buitrago” (parece una manía de la Buitrago y el Colectivo el confundir apellidos) que trabajaba como conductor del magistrado Jorge Valencia Arango y que, por razones aún desconocidas, terminó –eso dicen- de rehén de los guerrilleros del M-19 en la toma del Palacio de Justicia, y allí mismo como ayudante de Almarales recogiendo muertos y haciendo otros mandados para la guerrilla que se estaba tomando a sangre y fuego el Palacio.
Dice el informe de la Comisión de la Verdad, que este “humilde y joven” conductor no solamente fue retenido por el M-19 y obligado por el comandante de la toma a hacer algunos servicios, sino que al ser rescatado por el ejército, fue llevado a la Casa del Florero donde no pudo explicar qué hacía en el Palacio, y por qué otros liberados lo señalaban de estar auxiliando a los guerrilleros.
Sigue diciendo el informe, que debido a sus contradicciones y su nerviosismo, fue conducido al Cantón Norte para ser interrogado. Allí, dicen El Tiempo y El Espectador, fue torturado y pudo librarse de la muerte porque “Arenas” o “Buitrago”, sobornó a un soldado con un anillo de oro para que llamara a su jefe, el magistrado Valencia. Luego, siguen diciendo, Valencia llamó a varios generales y los amenazó con ofrecer una rueda de prensa si no soltaban a su conductor.
Finalmente, cuando este “Arenas” o “Buitrago” fue liberado, fue a agradecerle a su jefe y jamás se volvió a saber de él. El magistrado Valencia dice que su empleado le contó que los militares lo había amenazado con matar a su familia si narraba las cosas terribles que había presenciado.
Esto es una infamia más contra el ejército. No solamente quieren que creamos  que este “testigo” es nuevo, sino que pretenden hacernos tragar el cuento de que un soldado torturador, o testigo de la tortura, que pudo haberle robado el dichoso anillo sin necesidad de mucho esfuerzo, se dejó comprar con poca cosa por un hombre al que supuestamente ya le tenían sentencia de muerte. Eso es absurdo.
Como comentaba, es falso que sea “una nueva prueba reina de torturas y desapariciones forzadas” (como dicen El Tiempo y El Espectador). El relato está en el proceso desde siempre, y no afecta al coronel Plazas.
En el relato sobre este “Arenas” o “Buitrago”, que no lo hizo personalmente él, sino el señor Valencia Arango, nunca se menciona al coronel Plazas ni en las supuestas torturas, ni en el episodio ridículo del anillo.
Y otra mentira más de este relato. Los interrogatorios –que no torturas- sucedieron en un área de Coordinación Reservada que, aunque estaba dentro de la Escuela de Caballería, no estaba a cargo del coronel Plazas Vega. El cuento de este “Arenas” o “Buitrago”, que no es directo sino de “oídas” es, pues, deleznable, y por ello jamás fue tomado en serio.
Por otro lado, la prensa se ha encargado de difundir una mentira canalla sobre estos interrogatorios. Los muestran como si fueran clandestinos, a espaldas de la ley, con métodos usados por los terroristas.
Y resulta que no.
Todos los interrogatorios –que es verdad que se hicieron- fueron ordenados por jueces de la República; Jueces civiles de la justicia Penal Militar. Por ello, es cursi creer que por la mente de los hombres de inteligencia del ejército llegara a pasar la idea de torturar o asesinar a cualquier de los interrogados.
Todos los que fueron interrogados, salieron vivos. Por supuesto, y es comprensible, algunos no debieron salir agradecidos ni con ánimo de colaborar con el ejército después de este tipo de diligencias.
Diligencia como la que cumplió Gustavo Petro, quien fue detenido a principios de octubre 1985. Y lo arrestaron por criminal, no por ser buen ciudadano.
Gustavo Petro, el rufián que ideó la toma del Palacio de Justicia, y que inventó que Plazas Vega lo había torturado
El asunto es que Petro estuvo detenido entre el 3 y el 8 de octubre de 1985 y de allí salió condenado para la Cárcel Modelo, por porte ilegal de armas. Lo condenó el general Arias Cabrales, un oficial de primer orden que hoy paga su atrevimiento de haber perseguido a los bandidos del M-19.
Así que, Petro estuvo entre el 3 y el 8 de octubre de 1985 en poder del ejército. Pocos días antes de la Toma del Palacio de Justicia, holocausto criminal del que él, Gustavo Petro, fue coautor intelectual.
Mucho tiempo después de la Toma del Palacio, Petro –ya cumbre moral de la patria- salió a acusar al coronel Plazas Vega de haberlo torturado salvajemente y de haberlo sometido a vejámenes horrendos e innombrables.
-¿Cómo puede usted estar seguro de que fue el coronel Plazas quien lo torturó?- le preguntaron a Petro.
Y él, sin pestañear siquiera, con ese tono pausado y con episodios de dramatismo actoral, contestó que todos los que lo estaban torturando estaban encapuchados, menos un oficial lleno de medallas y condecoraciones.. Petro juró que ese hombre era el coronel Alfonso Plazas Vega, y que jamás hubiera podido olvidar el rostro de quien lo sometió al horror.
Todo el mundo le creyó a Gustavo Petro. Los medios le hicieron eco al escándalo y Plazas Vega fue señalado como un oficial criminal.
Pero, con lo que no contaba este rufián, es que el coronel Plazas Vega no estaba en Colombia para los días en que Petro fue capturado. Plazas estaba en Europa, y así lo comprobó con su pasaporte, testigos, y otros documentos. El coronel había salido del país en septiembre, y regresó el 28 de octubre de 1985,  una semana antes de la Toma del Palacio.
Petro no tuvo más remedio que disculparse públicamente con el coronel, sin más explicaciones.
El desvergonzado bandido pensó que, como Plazas Vega fue el héroe de la recuperación del Palacio, seguramente había estado por allí un mes antes. Pero falló. Hoy, este terrorista amnistiado, bellaco de tiempo completo, quiere ser alcalde de Bogotá. ¡Y tiene seguidores que lo consideran honesto y anticorrupto…!
Pero, regresemos a esta “nueva prueba reina”, que ni es nueva, ni es prueba de nada. El testimonio de oídas sobre este “Arenas” o “Buitrago” no inculpa al coronel Plazas.
Lo cierto es que la ex fiscal Buitrago es una mentirosa redomada, una especialista en falsos testigos, que busca por alguna razón todavía desconocida, ver preso de por vida o muerto al coronel Plazas Vega.
Y no olvidemos a la otra presunta prevaricadora, la juez María Stella Jara quien, tan pronto sentenció a Plazas, salió del país arguyendo amenazas contra su vida y la de su hijo. ¡Otra mentira…!
¡Tan amenazada estaría ella y su hijo, que la juez se fue a vacacionar a Alemania –a costillas nuestras- y dejó a su hijo en el país..!
Esta juez dijo, para condenar al coronel Plazas, que la prueba de la culpabilidad del oficial, eran las palabras de Villamizar: “Cuelguen a esos hijueputas”. Ese testimonio, dijo la juez en su sentencia, era suficiente para mandarlo a la cárcel hasta el fin de sus días.
Evidentemente, ya sabemos que ese testimonio fue falsificado, y el testigo suplantado.
Pero aún si no hubiéramos encontrado a Villamizar, y éste no hubiera negado haber declarado nada, ni de haber conocido a Plazas, ni de haber estado en la toma, es todavía más inaudita esta “prueba reina”
El testimonio falso dice que Plazas Vega estaba con “Villarreal” el 7 de noviembre, a las 7 de la mañana. Y que entonces alguien le preguntó al coronel qué hacían con los rescatados, a lo que el coronel contestó: “cuelguen a esos hps”.
Pero resulta que ese 7 de noviembre, en las horas de la mañana, ¡aún no habían rescatado a nadie de quienes se asegura que eran los “desaparecidos”..! Las personas que aparecen en los videos (que no están desaparecidos, como dicen) salen a las 2 de la tarde de ese 7 de noviembre. Es decir, según este falso testimonio, un uniformado le estaba preguntando a Plazas por unos rescatados inexistentes, y Plazas Vega le estaba ordenando colgar a esos rescatados inexistentes… Los rescatados, lo repito, aquellos que aparecen en los videos y que falsamente dicen que son los “desaparecidos” salieron varias horas más tarde.
Es ya una vieja costumbre del Partido Comunista, el Colectivo, la Buitrago y la prensa cómplice, hacer este tipo de escándalos. Así sucedió con Ricardo Gámez Mazuera –otro testigo falso- a quien Yamid Amat y la revista Semana presentaban cada cierto tiempo como “una nueva prueba reina” en el proceso, siendo la realidad que su testimonio era una mentira redactada por gente del órgano del Partido, el semanario Voz. Y nada de extraño tiene que los mismos autores del falso testimonio de Gámez hayan sido los libretistas del de Villamizar.
Ya El Tiempo, Caracol, Semana, El Espectador hicieron lo suyo. Faltan las columnas de Daniel Coronel y Ramiro Bejarano, alias “Dasman”, respaldando a sus amigos del Colectivo y la Buitrago.
Y falta que la fiscal Vivián Morales salga a respaldarlos y decir ante el país que esta es, efectivamente, una nueva prueba y que se abrirá una nueva línea de investigación en este sentido.
Ya nada nos debe parecer extraño. Ni siquiera que medios como El TiempoCaracolSemana y El Espectador, se presten y perfeccionen la ignominia, y que sean pocos los que protesten ante esos medios, porque la mayoría sigue comprándolos en los puestos de revistas y sintonizando el noticiero de los encubridores.
Ni sospechoso les parece a muchos que el abogado de la víctimas, miembro del Colectivo Alvear Restrepo, y quien fuera el que inventó con los medios esta historia de la “nueva prueba”, es nada más ni nada menos que Daniel Prado Albarracín, alias “Piero”, señalado por el valiente coronel Plazas, en plena audiencia, de ser miembro de la guerrilla del M-19 bajo el mando de Gustavo Petro.
El presidente Juan Manuel Santos, sellando pacto con compañero de su hermano Enrique Santos, el guerrillero del M-19, 

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